1. Acepta que es un gran cambio.
La aparición del COVID-19 nos tomó a todos por sorpresa, y muchas veces con los grandes cambios vienen también grandes incomodidades. Sobre esto, es mejor aceptar que ahora estamos en otro momento, y que para bien o para mal la vida nos cambió a todos, en vez de resistirnos y vivir añorando el pasado, ya que esto puede traer tristeza o preocupación a nuestra vida, lo que nos impedirá ver con claridad nuestro presente y vivirlo adecuadamente.
2. Busca información sobre como ser mejor enseñando a tu pequeño.
Si posees un talento natural para la enseñanza ¡maravilloso!, pero si no sabes que hacer y ya empiezas a desesperarte, toma un respiro e investiga. En el extenso internet puedes encontrar numerosos recursos que te enseñaran desde tips para mejorar tus habilidades en enseñanza, hasta manejo de emociones. También si de casualidad tienes en casa algún libro, revista o folleto que tenga información al respecto, puedes releerlo y aplicar lo aprendido.
3. Adecúa un espacio de trabajo.
Dentro de tus posibilidades, define un espacio que esté dedicado al estudio, para que en el tiempo que estén realizando las actividades escolares la mente del pequeño pueda estar enfocada en lo que está realizando en ese momento; procura que sea un espacio en donde no haya distracciones o estas sean minimizadas en lo posible, por ejemplo apagando el televisor, la radio, etc. Si es un objeto como la mesa del comedor , por ejemplo, es importante que cuando se esté estudiando dicho objeto esté dedicado únicamente a eso.
4. Haz un horario.
Esto te permitirá organizar los tiempos en que realizarás tus que haceres y los tiempos en que vas a acompañar a tu pequeño a hacer las tareas, de esta manera, al tener una agenda organizada podrás tener control sobre las actividades. Hacer un horario te ayudará a no olvidar nada y hacer espacio para todo lo que hay que hacer, ayudándote a separar tareas esenciales de las que no lo son tanto.
5. No recurras a ningún tipo de violencia.
Eso no va a acelerar el proceso de aprendizaje, al contrario, te distanciará cada vez más de tu pequeño. En vez de enseñarle sobre los contenidos escolares, le enseñarás a temerte o a no contarte cuando se equivoque en espacios que no sean la escuela, por temor a tu reacción. Eso sin mencionar las consecuencias físicas y emocionales que estas provocando. Ponte en su lugar, ¿sería sencillo para ti concentrarte, memorizar o comprender algo con alguien gritándote o golpeándote todo el tiempo? No. Con los niños no es distinto. Sé que es una tarea difícil, que probablemente nunca habías tenido que hacer tus labores y al tiempo ejercer de maestro, pero hay que afrontar la tarea con valentía y respeto. Siempre la mejor manera es a través del amor.
6. Conoce las distintas maneras de aprender que existen y descubre cual es la de tu pequeño.
No todos nos interesamos por las mismas cosas ni aprendemos de la misma manera, quizá en el sistema de educación de nuestros países latinoamericanos no es una información que se ponga en práctica muy a menudo, sin embargo, es una realidad que no podemos desconocer.
Profesionales del tema han realizado numerosas investigaciones al respecto y hasta el momento se han identificado doce tipos:
Inteligencia lingüística, lógico - matemática, espacial, musical, corporal – cinestésica, intrapersonal, interpersonal, emocional, naturalista, existencial, creativa y colaborativa.
Puedes mirar de que se trata cada una, descubrir la de tu pequeño, y usar esa información para que el proceso de aprendizaje sea más llevadero. Por ejemplo, si tu pequeño está aprendiendo las tablas de multiplicar y ves que tiene habilidades para la música o las artes, y crees que coincide con este tipo de inteligencia, puedes intentar crear una canción con las tablas de multiplicar y verás como todo es un poco más sencillo, así en base a los diferentes tipos de inteligencia que existen puedes crear tus propias estrategias, y en caso de que no se te ocurra algo, puedes volver a investigar en internet.
7. No te presiones.
Haz tu mejor esfuerzo pero tomate tu tiempo, cada vez que sientas que las cosas no están resultando toma un minuto para repensar el asunto, y no te des tan duro, seguro lo estas haciendo bien. En cualquier caso, si tienes dudas puedes intentar comunicarte el con el docente de tu pequeño o con alguien del grupo de padres para resolver dudas.
8. Habla con personas cercanas sobre cómo te sientes.
No olvides tu red de apoyo, estén dentro de la casa o no. Usa las nuevas tecnologías para comunicarte y háblales, cuéntales cómo te sientes, si ha sido un desafío muy grande, si sientes que no puedes, sácalo todo. Si sientes que debes pedir un consejo hazlo, eso te ayudará a descargar un poco y podrás sentirte mejor para continuar.
9. Dejar espacio para jugar y compartir.
Aún en estos tiempos seguimos creando recuerdos en nuestros pequeños. ¿Cómo quieres que te recuerde en un futuro? Es cierto que todos tenemos compromisos que cumplir, pero permite que tu pequeño te vea más allá de las ocupaciones que puedes tener y de que solo le buscas al momento de la tarea. Permite que vea tu lado más divertido también, eso puede lograrse de las maneras más sencillas, y no es necesario una super producción para tener un buen momento de risas. Esto ayudará a que todos se desestresen por un momento y dejen de lado las presiones. Lo que hablamos sobre el horario en el punto 4 será muy útil, ya que puedes programar con anticipación los tiempos para que no tropiece con otras actividades que también son importantes. Por cierto, compartir y jugar son en sí mismos generadores de aprendizaje, pero también favorece a que los niños comprendan mejor las actividades escolares.
10. Agradecer por la labor de los maestros.
Ya te diste cuenta que no es tarea sencilla ¿cierto? Esta es una invitación para valorar aún más el trabajo de los docentes.
Finalmente ten calma y fe, esto no será para siempre.